La palabra “veterinario”, con el significado de “quien provee cuidados médicos a los animales” deriva del latín veheri, que significa “tirar”. En la antigua Roma, la palabra estaba asociada a aquellos que cuidaban de los animales de trabajo, como caballos y ganado. La asociación del término “medicina veterinaria” con Roma ha hecho que cualquier discusión sobre la historia de esta práctica profesional empiece con el médico romano Galeno (129 – 216 d.C.), con el llamado “padre de la medicina”, Hipócrates (c. 460 – 379 a.C.), o con Vegecio (siglo V d.C.) Sin embargo, el cuidado médico de los animales ya era conocido desde tiempos más antiguos.

Resulta imposible determinar dónde o cuándo la medicina veterinaria comenzó a desarrollarse, de la misma forma que es imposible determinar dónde se domesticó por primera vez al ganado, a los perros o a los gatos. Probablemente, alguna forma de medicina veterinaria se desarrolló poco después de la domesticación de estos animales, lo cual ocurrió con toda seguridad antes del año 10.000 a.C. La mayoría de los académicos, de hecho, datan este evento muchos años antes, especialmente en el caso del perro.

Sin embargo, sí es posible describir a grandes rasgos la evolución de la práctica veterinaria en civilizaciones muy antiguas, como la China antigua, la Mesopotamia, el antiguo Egipto o la India, mucho antes de que ésta arribara en la Grecia o Roma clásicas, desde donde luego se extendería por toda Europa. Es prácticamente seguro que médicos de Asia y el Medio Oriente practicaban la veterinaria desde mucho antes de que existiese la escritura, por lo que no hay registros desde el inicio de la práctica. Sin embargo, los documentos que han sobrevivido desde tiempos antiguos dejan en claro que los “padres de la veterinaria” greco-romanos sólo contribuyeron a una práctica ya existente.

Los escritores de la Ilustración (siglo XVIII) no tenían conocimiento de contribuciones anteriores a Grecia y Roma, por lo que iniciaron la discusión del tema con estas civilizaciones. Desde entonces y en vista de nuevos descubrimientos, los investigadores han concluido que para los tiempos de Hipócrates o Galeno, la veterinaria era ya una disciplina establecida.

Los orígenes de la medicina veterinaria en la mitología china

Como se dijo anteriormente, no es posible establecer de forma definitiva dónde se desarrolló por primera vez la medicina veterinaria, pero la evidencia más antigua disponible proviene de China. Una de las leyendas más populares de la China antigua trata sobre el dios Fuxi y su esposa Nuwa, quienes crearon a la humanidad y le dieron el don de la civilización. Fuxi es conocido como el “domador de bueyes”, por su don de domesticar a los animales. Hay evidencias claras de domesticación de distintos animales por parte de la civilización china desde los registros más antiguos, que rondan los 6500 años de antigüedad.

China

De acuerdo a la leyenda, Nuwa creó a cada ser humano con sus propias manos, pero encontró que el proceso era muy engorroso, por lo que creó el matrimonio para que los humanos pudiesen reproducirse por sí mismos. Sin embargo, se encontró con que las personas no podían sobrevivir solas, ya que no sabían cómo cuidarse, vestirse o alimentarse. Entonces, Fuxi enseñó a la humanidad a cazar, pescar, escribir, cultivar alimentos, predecir el futuro, y, finalmente, domesticar a los animales salvajes de forma de que no tuviesen que pasar tanto tiempo cazando.

Después de la domesticación de los animales, se dice que Fuxi enseñó a la humanidad a cuidar de éstos. Los ejemplos más antiguos de medicina veterinaria en China tienen que ver con el cuidado del ganado y los caballos. Médicos conocidos como “sacerdotes de los caballos” usaban acupuntura para tratar a caballos enfermos ya en el año 3000 a.C. Desde ese momento, la medicina veterinaria se desarrolló para incluir otros animales, y el uso de hierbas medicinales, encantamientos y otros varios procedimientos en el tratamiento de enfermedades y heridas.

La práctica de la medicina veterinaria en Mesopotamia

En Mesopotamia, la práctica veterinaria ya estaba establecida en el 3000 a.C., y también estaba asociada con lo divino. La diosa de la salud y la curación era Gula, y estaba fuertemente asociada a los perros. Según la leyenda, ella instauró la práctica de la medicina junto con su esposo Pabilsag, sus hijos Damu y Ninazu, y su hija Gunurra. De sus hijos, el más influyente fue Ninazu — asociado con las serpientes, la curación y el inframundo. Su símbolo era muy similar al caduceo, luego asociado con Hipócrates, y hasta hoy con la profesión médica.

Babilonia
Babilonia. Jim Gordon/Flickr

Los dos tipos principales de médicos en Mesopotamia eran el Asu, un profesional que trataba las heridas y enfermedades en base a la observación y tratamiento físico de los síntomas, y el Asipu, que era más bien lo que en la actualidad llamaríamos “curandero”, ya que utilizaba yuyos, plegarias y hechizos mágicos. Ambos podían especializarse en el cuidado de los animales, y ninguno de ellos era considerado más o menos efectivo que el otro. Era común que ambos tipos de tratamientos fueran practicados simultáneamente.

El primer veterinario cuyo nombre se conoce fue Urlugaledinna, que vivió en la ciudad de Lagash, en el actual Irak, aproximadamente en el año 2120 a.C.

En la antigua Mesopotamia había también veterinarios conocidos como “el doctor de los bueyes” o “el doctor de los burros”. Sin embargo la particular forma en que la civilización mesopotámica registraba los textos, siempre asumiendo que la audiencia tiene un cierto conocimiento previo del tema, no permite recopilar demasiados detalles sobre la naturaleza de estas prácticas.

Aunque no se sabe exactamente qué prácticas realizaban los primeros veterinarios mesopotámicos, éstas estaban lo suficientemente desarrolladas como para identificar enfermedades relacionadas con los animales para los tiempos del código legal de Eshnunna (aproximadamente 1930 a.C.). El Código de Eshunna identifica explícitamente la rabia, sus efectos, y la multa que debía pagar el dueño de un perro rabioso que mordiese a alguien. El más famoso Código de Hammurabi (aproximadamente 1754 a.C.) reconoce al veterinario como un tipo específico de médico y define los honorarios de la profesión, estableciendo claramente a la veterinaria como una profesión respetable.

Código de Hammurabi, donde se codifica la práctica de la medicina veterinaria
Detalle del Código de Hammurabi. Gabriele Barni/Flickr

La medicina veterinaria en el antiguo Egipto

Mientras el Código de Hammurabi era escrito en Babilonia, los veterinarios egipcios ya eran reconocidos por sus aptitudes, y ya habían producido un texto sobre medicina veterinaria, conocido como el Papiro Kahun. Escrito en el reino del faraón Amenemhat III (aproximadamente 1860 – 1814 a.C.) el Papiro Kahun contiene textos sobre varios temas relevantes, desde la organización de festivales con animales, hasta el diagnóstico de enfermedades y la descripción de problemas ginecológicos.

Papiro Kahun referente a la medicina veterinaria
Papiro Kahun

No resulta sorprendente que la medicina veterinaria se haya desarrollado a alto nivel en el antiguo Egipto, ya que esta cultura apreciaba particularmente a los animales. Es conocida la veneración que los egipcios tenían por los gatos, pero esto también se extendía a otros animales como el ganado. Toda la vida animal era considerada sagrada, por lo que la dieta egipcia era casi completamente vegetariana, y los animales eran homenajeados asociándolos con los dioses del país.

Algunos investigadores consideran a la práctica veterinaria egipcia como una de las más antiguas del mundo, datándola como muy tardíamente, a la época del Reino Antiguo (2600 a.C.). La investigadora Conni Lord propone que, en el antiguo Egipto, “los animales, de la misma forma que sus cuidadores humanos, tendrían altos niveles de enfermedades parasitarias, mientras que el fuerte sol de Egipto y las tormentas de polvo del desierto deben haber provocado una alta ocurrencia de enfermedades oculares, tanto en humanos como en animales.”

Entre estas enfermedades se cuenta la tripanosomiasis africana. En animales se le denomina nagana (tripanosomiasis animal), y se contagia por la picadura de la mosca tse-tse. Las moscas infectadas al picar animales, pueden luego picar a los seres humanos, provocando la versión humana de la enfermedad, llamada enfermedad del sueño. Ésta es casi siempre fatal sin tratamiento, y lo era siempre en tiempos antiguos. El Papiro Kahun trata específicamente sobre esta enfermedad, y habla de la necesidad e importancia del lavado de manos antes y después de tratar a un animal infectado. El papiro trata principalmente sobre tratamientos para el ganado, pero también se menciona a las aves, los perros y los peces, todos ellos animales comúnmente mantenidos como mascotas.

Avances en la India

No se conoce si los avances egipcios y sumerios llegaron a la India o se desarrollaron allí independientemente, pero para el período Védico (aproximadamente 1500 – 500 a.C.) los veterinarios ya estaban establecidos y su profesión era respetada en la región. De acuerdo al investigador R. Somvanshi, “se cree que los sacerdotes religiosos, quienes tenían la responsabilidad de sustentar al ganado [sagrado en India], fueron los primeros curanderos de animales o veterinarios. Cierto número de himnos médicos indican las propiedades medicinales de las distintas hierbas, y es probable que estos sacerdotes utilizaran su conocimiento médico para mantener al ganado libre de enfermedades.”

El gran médico Sushruta (siglo VII o VI a.C.), conocido como el padre de la medicina india, desarrolló técnicas médicas para el tratamiento tanto de humanos como de animales. Su obra Sushruta Samhita es considerado el texto más antiguo sobre cirugía plástica en el mundo, un clásico de la medicina ayurvédica, y la base de la práctica veterinaria en la India. Somvanshi escribe que “los animales recibían buenos cuidados médicos en la antigua India. Los médicos que trataban a las personas también eran educados en el tratamiento de los animales. Los tratados médicos indios (…) contienen capítulos o referencias sobre el cuidad de animales sanos y enfermos. Sin embargo, había también médicos que se especializaban en el cuidado de los animales, o incluso de una única especie. El más conocido era Shalihotra (…) el padre de las ciencias veterinarias en la India.”

Shalihotra (siglo III a.C.) era un médico que se dedicó exclusivamente al cuidado de los animales. Su obra, el Shalihotra Samhita, trata propiamente sobre medicina veterinaria, y se basa en la obra anterior de Sushruta, pero la adapta de forma específica a la atención de animales. Para los tiempos del gran rey Ashoka (aproximadamente 268 – 232 a.C.) el primer hospital veterinario del mundo se estableció en la India, utilizando las ideas y técnicas de Shalihotra.

Shalihotra Samhita, tratado de medicina veterinaria indio
Página del Shalihotra Samhita

Desarrollo de la medicina veterinaria en Grecia y Roma

Los griegos siguen el mismo patrón que otras civilizaciones en el desarrollo de cierta forma de medicina veterinaria poco después de la domesticación de animales. Uno de los tratamientos más profundos sobre el tema es el de Hipócrates, que enfatizaba una aproximación totalmente empírica al diagnóstico y tratamiento tanto de humanos como de animales. Hipócrates fue el primer médico griego en sostener que la enfermedad era causada por factores ambientales, de dieta y de estilo de vida, y no un castigo divino o una afección causada por espíritus malignos o de personas fallecidas. Sin embargo, no fue el primero en el mundo: ideas similares ya habían sido expresadas anteriormente en Egipto por Imhotep (aproximadamente 2667 – 2600 a.C.) y posteriormente por los mencionados Sushruta y Shalihotra en la India.

Hipócrates, padre de la medicina humana y referente de la medicina veterinaria
Hipócrates

Hipócrates sugirió que la dieta es uno de los aspectos más importantes a la hora de mantener la salud, en humanos y en animales. También reconoció el efecto sobre la salud del ejercicio regular, la luz del sol, los masajes, la relajación, la aromaterapia, los baños regulares y la mejora del humor de las personas. Aunque su trabajo se centraba en la salud de las personas, también se extendía a los animales. Para el año 130 a.C. un hombre llamado Metrodoro de Lamia era famoso por su aptitud para sanar animales basándose en el trabajo de Hipócrates. Era especialmente conocido por tratar caballos, y era muy respetado como cirujano veterinario.

No hay dudas de que las prácticas médicas griegas fueron adoptadas por los romanos. En especial, Galeno reconoció la similaridad entre la fisiología de los humanos y la de los animales. Su éxito en el tratamiento de humanos se derivaba en gran medida de su conocimiento de anatomía, derivado de su trabajo con animales. Galeno asumió correctamente que lo que es malo para un animal, probablemente también lo sea para un humano, y, como corolario, que lo saludable para uno probablemente también lo fuera para el otro.

Aún así, el trabajo de Galeno con los animales es comúnmente eclipsado por el del escritor romano Publius Flavius Vegetius Renatus, más conocido como Vegecio, cuya “Guía de la medicina veterinaria” (Digesta Artis Mulomedicinae) se convirtió en el texto de referencia para los veterinarios. Nada se sabe del autor fuera de sus obras, que tratan sobre las enfermedades y tratamientos aplicables a los caballos y el ganado.

Vegetius, Tratado sobre medicina veterinaria
Digesta Artis Mulomedicinae (siglo XIII) Sailko/Wikimedia Commons

Es claro que Vegecio leyó a Hipócrates, ya que insiste sobre los mismos conceptos. Su trabajo ha llevado a muchos a considerarlo el auténtico “padre de la medicina veterinaria”, debido a lo amplio de su trabajo y su influencia en el desarrollo de la ciencia veterinaria.

Conclusión

Después de la caída del Imperio Romano occidental en el año 476 d.C. y el ascenso del cristianismo, el conocimiento previo sobre la medicina veterinaria se perdió. El doctor Earl Guthrie escribe:

“La Iglesia prohibió la disección y las autopsias y destruyó gran parte de la literatura sobre medicina veterinaria. Durante este tiempo, no se escribieron nuevos tratados. El único trabajo original de la época, fue realizado por los árabes en España. Debido a su amor por los caballos y sus excelentes cualidades como jinetes, estaban interesados en las enfermedades del caballo.”

La falta de interés en la medicina veterinaria derivaba de la insistencia de la Iglesia medieval en que los animales no poseían un alma inmortal, y por tanto no eran dignos de recibir tratamiento médico. Si el perro o gato de alguien moría, ello no tenía más consecuencias que la muerte de una mosca o una pulga. No fue sino hasta el siglo XIII que los europeos volvieron a prestar atención a la salud de los animales, ya que ésta afectaba a la de las personas. Aún así, el interés se focalizaba en la salud de los caballos y el ganado, animales utilizados en la guerra, el transporte, o como alimento. El interés en la salud del animal por sí mismo no regresaría hasta muchos años después.

No fue sino hasta la Ilustración (fines del siglo XVIII) que la medicina veterinaria volvió a ser considerada como una profesión respetable y útil. Sin embargo, quienes escribían del tema no tenían conocimiento de las contribuciones de las civilizaciones antiguas, sino que creían que las contribuciones de Grecia y Roma habían sido las primeras. Naturalmente, entonces, fueron Hipócrates, Galeno y Vegecio los que sentaron las bases de las primeras escuelas veterinarias de Europa.

El primer instituto de educación en medicina veterinaria de Europa se fundó en Francia en 1762, en respuesta a las muertes masivas de ganado debidas a la peste. Su rector fue el cirujano veterinario Claude Bourgelat (1712 – 1779). Él y sus estudiantes lograron avances tan importantes en el campo que el rey Luis XV (1710 – 1774) estableció una Escuela Real de medicina veterinaria en 1765. Otros países europeos seguirían posteriormente esta línea. En las Américas, el Colegio Veterinario de Filadelfia (EE.UU.) se fundó en 1852, como la primera escuela veterinaria del continente.

Claude Bourgelat
Claude Bourgelat

En nuestro país, el principal impulso para la profesión provino de los Estados Unidos. La Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República se fundó en 1906 a instancias del médico veterinario estadounidense Daniel Elmer Salmon, receptor del primer título formal de Doctor en Medicina Veterinaria expedido en los Estados Unidos, por la Universidad de Cornell. El Dr. Salmon, tras especializarse también en París y ejercer durante un largo período como funcionario del gobierno norteamericano, se desempeñó como el primer decano de la recién creada Facultad de Veterinaria durante cinco años (1906 – 1911), regresando entonces a su país, donde moriría en 1914.

Daniel Elmer Salmon
Dr. (DMV) Daniel Elmer Salmon

Desde entonces, la Facultad, organización de crítica importancia en un país agroexportador como el Uruguay, ha crecido exponencialmente. Tiene como misión “crear y difundir el conocimiento en las áreas de la salud animal, especialmente las vinculadas con la salud humana; contribuir al estudio de problemas de interés general y propender a su comprensión pública, defender los valores morales, el bienestar social y los derechos de la persona humana, formar profesionales competentes para actuar en el campo de las ciencias veterinarias, aportando los fundamentos éticos que conformarán su carácter de ciudadanos comprometidos con la sociedad.” (FVet, 2005)

En el año 2020, cuenta con más de 3500 estudiantes, y un total de nueve sedes en todo el país. En los últimos años, se ha embarcado en una faraónica obra de mudanza, la más importante llevada a cabo por la Universidad de la República en los últimos treinta años, la cual permitirá mejorar sensiblemente el nivel educativo y de investigación.

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